La crisis actual de los mercados internacionales, las excesivas pérdidas de los fondos de pensiones y la serie de irregularidades del sistema de captación privado de fondos, no han hecho más que confirmar la postura de muchos que creemos convencidos en la ineficacia de este sistema. Más allá de sobreideologizar el asunto y plantear postulados que están más que claros, me parece que es el momento de realmente avanzar hacia la creación de una administradora de fondos de pensiones del estado que corrija la serie de abusos que cometen las privadas las cuales han lucrado por décadas con los dineros de los trabajadores de nuestro país.
La intención por ende nos es instalar una AFP ESTATAL para competir con las privadas y seguir reproduciendo las atrocidades cometidas por las primeras, me parece que si es así es sumar por sumar otro actor más al salvaje mercado. La idea de crear esta AFP debe contemplar a lo menos dos ideas fuerza claves para el real convencimiento de los trabajadores, la juventud y todos aquellos que estamos convencidos en una modificación del sistema.
En primer lugar es obligatorio que ésta elimine o baje considerablemente el altísimo cobro por comisiones que actualmente oscilan entre un 25 a un 30% de la imposición de los trabajadores.
Coloquemos un ejemplo: Un trabajador que percibe una remuneración de 200.000$ por ley debe imponer un 10% o sea 20.000$, pero las AFP en su mayoría cobran por concepto de comisión además, entre un 2,5 y un 3% más, lo que se traduce que en total el trabajador entrega de su sueldo apróximadamente 26.000 $. Eso sería lógico si esos en forma íntegra pasaran a su fondo lo injusto está que sólo 20.000 son para él y los otro 6.000 pesos son para la AFP por "manejar y administrarlos". Si sacamos la cuenta esos 6.000 pesos sacados representan el 30% de lo que realmente quedó en su fondo. Si multiplicamos esos 6.000 durante toda la vida laboral del trabajador y lo multiplicamos por cada uno de los trabajadores de Chile, está más que patente la respuesta del porqué de las multimillonarias ganancias en estos 25 años de robo legalizado e institucionalizado.
La otra idea matriz de la propuesta, debe ser el corregir inmediamente la especulación y la inversión de los dineros de los trabajadores en el extranjero. Soy un convencido que las platas de cada uno de los chilenos no son parte de una ruleta rusa o del casino de Las Vegas, supeditadas a los vaivenes de un mercado tan especulativo como impredecible. Se debe buscar él o los mecanismos de salvaguardar y realmente proteger los dineros, tal vez sacrificando rentabilidad pero dando la tranqulidad y la confianza a los chilenos que su dinero está y no se ha perdido un sólo peso. Con el discursillo de la rentabilidad y la sempiterna esperanza de la bonanza podemos terminar de presenciar el desplome definitivo del sistema y de lo más preciado: el futuro de una vejez digna para la gente. Una AFP ESTATAL que al menos maneje esas premisas y otras que los técnicos y especializados en el tema incluyan, se convertirá en una excelente propuesta y más necesaria que nunca, para frenar de una vez por todas un sistema de pensiones miserable y que no ha tenido atajo ni corrección durante 25 años. La mal llamada reforma al sistema previsional no tocó en nada a la estructura del sistema y lo único que hizo es endosarle más responsabilidad al Estado o sea a nosotros y nuestros impuestos para poder subsidiar a todos aquellos que por diferentes motivos van a percibir una jubilación paupérrima. El sistema privado de pensiones sigue lucrando con el trabajo de las fuerzas vivas de este país y los altos cobros por concepto de comisiones y otros. Es por ello que en momentos de crisis los únicos que ven disminuídos los fondos en forma abismante son los trabajadores.
La solución es concreta: Si tanto les gusta el sistema capitalista, neoliberal, de libre mercado y todos esos apelativos a gran parte de los chilenos, bueno,siguiendo esa premisa que habla de libertad, libre iniciativa y todas esas consignas clichés provenientes desde el país del tío Sam, pongamos en el tablero otro actor, tan simple como eso, con otras garantías, cobros menores o nulos por concepto de comisión y que los trabajadores decidan en forma libre y autónoma si continúan en las AFP tradicionales o deciden afiliarse a una AFP ESTATAL.
Si no hay voluntad en el gobierno, ni en el congreso, iniciemos un álgido debate ciudadano, rompamos las barreras de la participación y planteemos plebiscitar la idea.
Una propuesta concreta y elaborada de AFP ESTATAL más un pueblo informado de los pro y los contra de afiliarse a ella nos deja en excelente pie para levantar un plebiscito.
Es el momento de hacerlo.