Tal vez es prejuicioso o aventurado mostrar desconfianzas tempranas al nuevo presidente electo de EE.UU, ni siquiera en ejercicio, pero son tan malos los antecedentes que tenemos de los mandamases de gringolandia, que por lo pronto tener una mínima suspicacia a lo progresista de su supuesta gestión, me parece justo. Más que mal, el señor Obama ha mostrado poquísimo interés en precisar una opinión clara del genocidio que sufren los palestinos en Gaza, donde en tres semanas de invasión israelí las bajas bordean las mil. Me parece preocupante que un personaje público, tan idolatrado por amplios sectores en la política mundial no haya expresado mayores opiniones, excusando tal desidia por solucionar el escenario agreste que viven los yankees producto de sus propios empresarios especuladores y capitalismo salvaje. Por otro lado, el flamante nuevo ministro de defensa aseguró que EE.UU enviará una gran cantidad de tropas a Afganistán para, excusa eterna, contrarrestar el terrorismo en la región. Si bien es cierto dudo se transforme en el nuevo Irak, por su escasez de petróleo, el retirar las tropas de dicho país, uno de sus postulados más aplaudidos, puede convertirse en sólo removerlas a otro lado del medio oriente. Como vemos, en materia internacional no parece haber grandes cambios, es más, pensar en un futuro cese al bloqueo cubano es una locura, mas lo único loable hasta el momento es el inminente cierre de Guantánamo.
Nada nuevo bajo el sol de un personaje que la politequería chilena lo ha puesto en el cénit de la res pública, de izquierda a derecha, muchos comparándose con él, por su aparición espectacular, desde el margen.
¿Son tan mediocres los políticos chilenos que tienen que colocarlo de ejemplo o parangonearse con él a cada rato para instalar sus candidaturas?
Por ahora no veo tan desacertada una reflexión que escuché por ahí: "Negro o Blanco ante todo es político y presidente estadounidense".
Ojalá me equivoque, sino muchos de los que hoy lo beatifican van a tener que hacer memoria y comerse sus palabras.